5.13.2004

Informe destaca violaciones a DDHH en Brasil

Las violaciones de los derechos humanos son el pan de cada día en Brasil, donde la violencia crece a un ritmo "alucinante", señaló el Centro de Justicia Global en su informe de 2003 presentado hoy en Sao Paulo.

"Constatamos que persiste en el país un cuadro de grandes violaciones de los derechos humanos", manifestó Sandra Carvalho, una de las directoras de Justicia Global, quien agregó que en algunos casos, como en los conflictos del campo, la situación empeoró el año pasado.

El Centro de Justicia Global es una Organización No Gubernamental (ONG) dedicada a la promoción y protección de la justicia social y de los derechos humanos, para lo cual cuenta con el apoyo de la Unión Europea (UE) y de varias fundaciones internacionales.

El estudio, que se basó en investigaciones hechas en 13 estados brasileños, retrata algunos de los peores casos de violaciones de los derechos humanos "en un país marginado, rehén de la profunda desigualdad, de la ausencia de perspectivas y de las diferencias y contradicciones sociales".

Las violaciones a los derechos humanos son especialmente preocupantes en las zonas rurales del país, donde el año pasado aumentaron de forma notable los asesinatos de campesinos e indios.

Datos de la Comisión Pastoral de la Tierra citados por el informe muestran que 73 campesinos fueron asesinados el año pasado en conflictos por la tierra, lo que significa un aumento del 69,8 por ciento en comparación con 2002 y es el año más trágico desde 1990.

"La impunidad acaba prevaleciendo, principalmente porque las víctimas son pobres", consignó el informe de Justicia Global, que también contabilizó el asesinato de 27 indios el año pasado en el país, lo que atribuyó "al recrudecimiento de acciones de latifundistas y hacendados, entre otros".

Según Carvalho, "la respuesta del gobierno a la violencia (contra campesinos e indios) ha sido extremadamente tímida".

El informe anotó además que pese a que Brasil está gobernado por "un presidente (Luiz Inácio Lula da Silva) y un partido (de los Trabajadores) que tienen su origen en los movimientos sociales, el cuadro de violaciones a los derechos humanos permanece prácticamente inalterado".

El texto también llama la atención sobre el aumento de la violencia policial en las grandes ciudades, donde ha crecido "de forma escandalosa" el número de civiles muertos en operaciones de los agentes del orden.